En sus orígenes hay algo de leyenda, pertenece a la mas alta gastronomia y se sabe que la emperatriz Eugenia de Montijo se lo ofreció al zar Alejandro II en la visita de este a la exposición universal de Sevilla. El dulce que tanto gustó al zar, de quien seguramente toma su nombre, contiene avellana, almendra, clara de huevo, azúcar y mousse de praliné en delicada composición. Apto para celiacos.